“Todas teorías razonables y rigurosas del lenguaje revelan que una traducción
perfecta es un sueño inalcanzable.” (Umberto Eco in _Experiencias en Traducción_,
2001)
Para comunicar exactamente lo que dijo alguien, necesitaría
utilizar no solamente las mismas palabras sino el mismo ritmo, las mismas inflexiones,
la misma postura y las mismas expresiones faciales porque todos de estos
influencian y son parte del mensaje expresado.
Y, esto es lo que es necesario solamente cuando quiero comunicar el
mensaje adentro un contexto de un lenguaje común; imagínate lo que es necesario
para ‘traducir’ el mismo mensaje por otro idioma que no tiene los mismos
modismos, metáforas, contextos, etc.
Ahora, cuando saltamos a la cuestión de traducción
bíblica, podemos ver claramente o podemos entender la gran dificultad de traducción. En el mundo de traducción bíblica, no
solamente estamos traduciendo palabras entre idiomas sino estamos intentando cruzar
barreras y abismos de cultura y de tiempo y de geografía. La obra no es fácil…ni exacta.
Por eso, ¿Cómo podemos decir que una traducción de
la Biblia es la correcta? Si estamos
leyendo cualquier Biblia no escrito por el autor ni escrito en su idioma
original, estamos leyendo una traducción…y ya hemos visto las palabras de Eco
arriba que “una traducción perfecta” no existe.
¿Qué hacer o decir? ¿La Biblia es
falsa, incorrecta?
NO. Cuando
tenemos la Biblia en mano, tenemos la Palabra de Dios—algo viviente, algo
permanente, algo que no cambia. ¿Pero en
cual sentido? Ya dije que hay cambios en
traducción--¿Cómo puedo decir ‘no cambia’ cuando ya dije que si hay
cambios?
En el proceso de traducción, la meta no es conservar
las palabras exactas—la meta es conservar y preservar EL MENSAJE. Quizás los traductores utilizarían una
palabra diferente para describir algo…quizás los traductores utilizarían un
frase más entendible para nosotros en el Siglo XXI en vez del original en el griego,
hebreo o arameo que no tiene el mismo sentido para nosotros hoy en día.
Por eso, mis copias de la Biblia--RV60, NBLA y NVI—son
traducciones correctas aunque no tienen las mismas palabras—el mensaje sagrado
no cambia. También, mis Biblias en inglés—NIV,
NASB, NRSV—son traducciones correctas—el mensaje sagrado no cambia. En verdad, por el propósito de estudiar y
para formar sermones, me sirve mucho y bien colocar mis Biblias—inglés y españoles—abiertas
en mi escritorio y comparar los pasajes para ver como los grupos de traductores
diferentes siguieron el impulso del Espíritu en su obra de traducción.
Hoy en día, nadie…NADIE…tiene las Escrituras en
sus formas originales. Lo que tenemos
son traducciones…hecho por gente de Dios de siglos, culturas, geografías e
idiomas diferentes…pero cada gente con el propósito de conservar, preservar y transmitir
EL MENSAJE del amor de Dios a la siguiente generación.
Cuando reconocemos el valor y la utilidad de todas
las traducciones, podemos extraer y explotar (en lo mejor sentido) las páginas
de todas sabiendo que el Espíritu de Dios habla hoy. La Biblia es la Biblia. Ni una traducción es ‘más correcta’ de la
otra. La traducción correcta y mejor es
la traducción que nos permite entender claramente el mensaje del amor de Dios.
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